lunes, 5 de mayo de 2008

PRIMAVERA

Pasear por un bosque, en cualquier estación del año, es un ejercicio sensitivo casi total. Si el paseo es por un hayedo (el faedo), como en este caso, nuestra vista tropezará con verdes, desde el amarillo hasta el azul; de marrones, deel paja hasta el chocolate; de grises, del blanco al negro; en una gama amplia de tonos que, unidos a las distintas texturas, nos harán sentir la palpitación de la vida.Las hojas del haya son blandas y húmedas, como trapos desgastados, como gasas húmedas y frías.


El suelo tapizado de hojas del pasado otoño, y del anterior, y del anterior, cruje, sustenta y esconde a todo un circo de plantas que aprovechan un claro para captar el sol.
Todavía pocas flores han conseguido lucir sus espectaculares formas y colores. La mayoría, aún en broto, crecen y se preparan para su inminente actuación.

Primaveras, euforbias, mercurialis, ranúnculos, nomeolvides...

Huele a humedad, a moho, a tierra.

La espesura del bosque amortigua el canto de los pájaros. Jilgueros, mirlos, pinzones... se afanan en sus nidos.

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